lunes, 2 de julio de 2012

MARCHAMOS AL PUENTE - A 10 años de la Masacre de Avellaneda


Seguimos construyendo Poder Popular.
Por una Argentina sin hambre, sin saqueo ni explotación


A diez años de la represión que intentó acallar las luchas populares y se cobró las vidas de Darío y Maxi; en un contexto donde se reaviva la impunidad de los asesinos de Fuentealba, Kosteki y Santillán; en un momento político en el que las luchas de los trabajadores son judicializadas y criminalizadas; las organizaciones populares seguimos reclamando justicia, construyendo poder popular y gestando un nuevo proyecto de país, sin hambre, sin saqueo ni explotación.
La Masacre de Avellaneda, al igual que la rebelión del 19 y 20 de diciembre, provocó una indignación en todo nuestro pueblo y marcó a fuego a una nueva generación militante, para quienes los ejemplos de Maxi y Darío proyectaron un compromiso de lucha e intransigencia contra las injusticias que nos advierte sobre los peligros que entraña el posibilismo y la resignación.
En estos años los gobiernos kirchneristas adoptaron algunas medidas efectivamente progresivas, en muchos casos inspiradas en históricas reivindicaciones populares. Pero estas medidas no configuraron un programa integral capaz de superar la precarización del trabajo, el salario y la vida. La política de “sintonía fina” frente al impacto de la crisis internacional no ha resuelto sino profundizado el golpe de la inflación sobre los bolsillos del pueblo. El gobierno intenta poner techo a las paritarias, sostiene un sistema impositivo regresivo y a una gran masa de trabajadores precarizados y tercerizados. A la vez instala un discurso que condena y judicializa la lucha, como vemos que sucede hoy ante los distintos reclamos sociales y sindicales. A eso se suman problemas estructurales como la ausencia de una política integral de transporte público, que por su estado de abandono pone en riesgo la vida de nuestro pueblo como sucedió hace cuatro meses en la tragedia ferroviaria conocida como la Masacre de Once.
Entendemos que cualquier proyecto emancipatorio debe revertir la sobreexplotación y el saqueo de los bienes naturales por parte de corporaciones transnacionales; la “sojización” cada vez más extendida del campo; el modelo de la megaminería con las consecuencias socio ambientales que implica, así como el entramado industrial extranjerizado, concentrado, y basado en variadas formas de sobreexplotación de los trabajadores que sustenta este modelo productivo.
En el terreno de los derechos humanos, los avances en los juicios a los represores de la pasada dictadura no abarcaron a los responsables económicos, que aún siguen impunes. Es un buen paso el procesamiento a Blaquier, directo responsable de las muertes y desapariciones en el Ingenio Ledesma, pero los casos aislados no deben conformarnos. Exigimos juicio y castigo ya, también a los mentores y artífices civiles del genocidio. Del mismo modo y con el mismo énfasis luchamos por los derechos humanos de hoy: para que no se sigan invisibilizando la muerte de los luchadores y las luchadoras de los pueblos originarios o de países hermanos, para que no sigan quedando impunes los crímenes contra los sectores más humildes por el gatillo fácil o por la represión en las cárceles, que son verdaderos centros de criminalización de la pobreza; para que no continúe invisibilizada la muerte de mujeres por abortos clandestinos o por ser víctimas de las redes de trata para la prostitución. Al mismo tiempo decimos: ¡Abajo la ley antiterrorista!
El 2001 y la Masacre de Avellaneda dejaron un legado importante de experiencias organizativas de “los y las de abajo” que se extienden en los barrios, en los lugares de trabajo, en las aulas, en las asambleas. Y también en el plano cultural, artístico y simbólico, a partir de la ocupación de las calles en forma creadora, lo que se ve especialmente reflejado en la apropiación de la Estación que nuestro pueblo rebautizó con el nombre de Darío y Maxi, convertida en una muestra permanente de arte popular, y desplazando el nombre de Nicolás Avellaneda, ex presidente protagonista de la campaña de exterminio de pueblos originarios conocida como Campaña del Desierto, represor de huelgas de inquilinos, representante de las clases dominantes.
Por eso el desafío de las organizaciones populares pasa por reforzar la construcción de un proyecto político emancipatorio basado en una transformación estructural y cultural profunda de nuestra sociedad, sin mezquindades ni sectarismos, de carácter popular, anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial, latinoamericanista y antimperialista, en una perspectiva socialista.
Hoy alzamos la voz frente a los crímenes del 26 de junio de 2002, los del 19 y 20 de diciembre y los asesinatos por represión en democracia. De Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra. De Rosemary Churapuña y Bernardo Salgueiro, asesinados en la represión del IndoamericanoDe Roberto López y Sixto Gómez, de la comunidad Qom de Formosa. De Cristian Ferreyra, asesinado por los sicarios del agronegocio en Santiago del Estero. De Mono, Jere y Patóm y, hace pocos días, de un nuevo asesinato cometido contra otro de los pibes de nuestros movimientos en Rosario. Alzamos la voz por las desapariciones de Julio López y Luciano Aurruga, y por el asesinato de Silvia Suppo. Porque en todos ellos y ellas y en tantos casos más, los reclamos de justicia sólo se verán redimidos cuando los culpables paguen, pero sobre todo cuando logremos poner en pie una Argentina donde no haya impunidad, ni hambre, ni saqueo ni explotación. Una Argentina de y para las grandes mayorías de nuestro pueblo, de los trabajadores y de las trabajadoras, de los campesinos y las campesinas, de los pueblos originarios, de los hombres y las mujeres, de las diversidades sexuales, de la juventud y de los y las estudiantes. Ese será el mejor homenaje y la mejor reivindicación que podamos hacer de nuestros compañeros caídos, que estarán presentes mientras nosotros sigamos luchando.
 
*Cárcel común, perpetua y efectiva a los autores materiales de los crímenes de Darío Santillán, Maximiliano Kosteki y Carlos Fuentealba

*Juicio y Castigo a Duhalde, Atanasof, J.J. Álvarez, A. Fernández y todos los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda

*Contra la precarización laboral - Salario igual a la canasta familiar – 0% de IVA para los productos básicos. Por libertad y democracia sindical

*Por una Reforma Agraria Integral y Socialista – Por la Soberanía Alimentaria, Energética y Financiera de nuestro pueblo

*Basta de femicidios - Contra toda violencia de género - Aborto legal, seguro y gratuito

*Por el desprocesamiento de todos los luchadores y las luchadoras populares

*No a las bases norteamericanas y a la intervención imperialista - No al bloqueo de EEUU a Cuba

*Por la unidad y la autodeterminación de los pueblos de Nuestra América

A 10 años de la Masacre de Avellaneda
Por un país con soberanía popular

¡Por una alternativa política de los de abajo,
con democracia de base, asamblearia, y de lucha en las calles!